El ordeño es uno de los principales oficios del
día que desempeña el llanero, seguida de otras actividades fundamentales para
el desarrollo productivo de la finca ganadera. El hombre del campo se levanta a
las 4 de la mañana, se encomienda al Dios todo poderoso y planea las
actividades del día mientras toma café con el cual espanta el frio mañanero.
Luego se dirige al potrero, amarra y ensilla su caballo de confianza
(sillonero), sale con los primeros claros del día en busca de las vacas de
ordeño y, a la vez realiza una inspección rápida para ver que novedad se
presenta en la sabana. Por lo general el ordeño comienza a las 5 de la mañana y
finaliza a las 7; aunque hay fundos con mayor número de vacas lecheras y los
ordeñadores inician a las 2 o 3 de la mañana. Cada vaca tiene su nombre por el
que atiende con facilidad a la voz de su amo u ordeñador; chumbita, limpión, panquemao, mariposa, linda dama, son algunos nombres
comunes en un corral de ordeño.
El ordeño se realiza por el lado
derecho y en su gran mahyoría de forma manual, de manera que la persona establece contacto directo
con la vaca a través del pezón o teta, lo que genera un clima de confianza con
el transcurrir de los días. Cada ordeñador escoge las vacas de su preferencia
cuando el rebaño es numeroso y generalmente la acostumbra a su manera. Algunas
no requieren de lazo ni manea y se pueden ordeñar sueltas, pero otras resultan
lo contrario: son arizcas (cerreras), pateadoras y requieren de lazo.
Los cantos suelen ser aprendidos o
improvisados, según la habilidad mental de quien ordeña. Algunos cantos son: Linda dama, linda dama,
mi vaca vieja mansita, me gusta porque me da, la camaza completica, linda dama.
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