Muchos de los araucanos, en medio del uso frecuente
del término cultura para referirse a algunas manifestaciones inmateriales que
se presentan en nuestra cotidianidad han terminado en malentenderse con la
definición de Folclor, formándose así un solo significado de dos palabras con
significados interrelacionado pero opuestos en parte.
Para poder entender las diferencias y hacer claridad sobre los mismos, debemos tomar las definiciones que nos servirán como marco de referente para poder comprender la cultura y ver nuestra realidad como Arauca.
Para poder entender las diferencias y hacer claridad sobre los mismos, debemos tomar las definiciones que nos servirán como marco de referente para poder comprender la cultura y ver nuestra realidad como Arauca.
La Real Academia de la Lengua Española y Castellana,
nuestro referente idiomático define la cultura “como conjunto de rasgos distintivos, espirituales y materiales,
intelectuales y afectivos, que caracterizan a una sociedad o grupo social en un
periodo determinado. El término ‘cultura’ engloba además modos de vida,
ceremonias, arte, invenciones, tecnología, sistemas de valores, derechos
fundamentales del ser humano, tradiciones y creencias. A través de la cultura
se expresa el hombre, toma conciencia de sí mismo, cuestiona sus realizaciones,
busca nuevos significados y crea obras que le trascienden”; mientras el
Folclor visto desde la sociología es visto como un “término general que abarca creencias, costumbres y conocimientos de
cualquier cultura transmitidos por vía oral, por observación o por imitación.
Este conjunto de material se conserva y transmite de generación en generación
con constantes cambios según la memoria, la necesidad inmediata o el propósito
del transmisor”
Con base en lo anterior, debemos mirar que nuestro
departamento tiene una base de cultura amplia, que ha sido reducida a un
entendimiento reducido dentro del folclor, sentándose un precedente
institucional en el cual se realza las tradiciones orales y musicales
inmateriales por encima de otros términos relevantes dentro del desarrollo
social de nuestras comunidades. La comunidad araucana, posee un desarrollo
irregular del folclor y nulo en cultura, ya que si bien las tradiciones hacen
parte del legado cultural eso no es la totalidad. La idiosincrasia de los
pueblos, o su desarrollo en término de evolución social, debe entenderse como
algo más global y general, en el cual se tenga en cuenta los constantes cambios
e igualmente busque incentivas hacia el desarrollo de nuevas inventivas, es
decir no volver atrás.
La cultura tiene aspectos generales que han sido
relegados a un segundo plano en las dinámicas que median nuestra comunidad
política araucana. Un Aspecto de la cultura que es el eje fundamental para todo
desarrollo social y que nos permite avanzar en un desarrollo constante es la
cultura ciudadana. La cultura ciudadana está enmarcada dentro del concepto de
cultura organizacional, la cual a partir del concepto de cultura desarrolla una
serie de postulados teóricos y pragmáticos que buscan caracterizar a un sujeto,
una colectividad y a una comunidad en un proceso de relación y contacto
permanente con un determinado territorio, propendiendo la construcción de
valores y costumbres que permitan generar diversos tipos de manifestaciones
como el folclor, el idioma, la gastronomía entre otras.
La cultura ciudadana, dentro de un marco específico
está estrechamente relacionada a la cotidianidad y al desarrollo social,
mediado por una serie de variables medibles y con unos objetivos específicos
del conocimiento de una comunidad. Uno de los casos más cercanos para facilitar
la comprensión, fue el proceso llevado por el profesor Antanas Mockus durante
su administración como alcalde de Bogotá. Para muchos, el proceso de sufrió la
capital de la República, tuvo muchas expresiones que sirvieron dentro del
proceso de reeducación y consecución de valores de la ciudad. Esto ayudó a
cambiar no solo el uso de herramientas visible el simple uso de las cebras,
semáforos y espacios urbanos, sino que trascendió a los procesos de manejo de
recursos públicos de la administración pública. Y partiendo de ese proceso de
educación cívica y administrativa, se pudo rescatar tradiciones del folclor
bogotano, que como resultado trajo su promoción y difusión más allá de los
límites del Distrito Capital.
Arauca por su parte, ha dejado de lado la cultura
ciudadana, relegando cada vez más nuestra cultura a espacios de interacción
pobres a nivel región y nacional. Si bien hay unos resultados medibles, son a
nivel administración que busca alcanzar unas metas dentro de un plan de
desarrollo, pero que al final no trascienden a unos espacios como los dados en
Bogotá, dónde hay un interés y un acompañamiento permanente no solo del
gobierno nacional sino también por parte de la ciudadanía, existiendo así un
sentido de pertenencia y la edificación hacia nuevos procesos de desarrollo
cultural, social y cognitivo. Nuestra realidad supone una promoción al Folclor,
que lejos de formar cultura e historia de nuestro pueblo, se ha convertido en
un espacio de administrativo más que no genera nuevos desarrollos que nos
proyecten como región a futuro.
La Cultura debe primar por encima del folclor y otras
expresiones, ya que la cultura es su marco de referencia no solo teórico sino
práctico. La cultura enmarca espacios más profundos del ser humano y lo lleva a
poder establecer nuevas dimensiones humanas, entre las cuales está los estudios
científicos, sociológicos y politológicos.
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