La vida en el campo es hermosa y
motivadora cuando se ven resultados en producción agropecuaria y ganadera. No es
necesario un centenar de hectáreas para lograr una producción que sirva
de base para el sustento de la finca y comercialización en los mercados
urbanos. Basta una combinación entre fuerza e ideas, movidas por la motivación del
mayordomo o dueño del terreno. Las grandes producciones agropecuarias se
cultivan en pequeñas parcelas que logran superar la producción de fincas con enormes
extensiones de tierra improductivas, ante la falta de iniciativa y mano de obra
tecnificada. Lo paradójico es que la mayor cantidad de terrenos productivos están
en mano de grandes terratenientes que poco les importa cultivar y comercializar
y, las que se explotan lo hacen con baja intensidad. Sin embargo los dueños de pequeñas parcelas evalúan
los terrenos de manera permanente con el propósito de mejorar en cada ciclo de
cosecha.
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