jueves, 23 de abril de 2015

Los pasos del Potranco Eder Caro retumbarán por los caminos del viento. Paz en su tumba amigo.

Con la presencia de folcloristas de los departamentos de Arauca, Casanare, Meta y el Vichada, se le dio cristina sepultura al Eder Caro "el potranco", conocido folclorista que gozaba del aprecio y el afecto de la sociedad llanera. 

Caro quien perdió la vida en un absurdo accidente de transito la tarde del pasado 21 de abril en la vía San Salvador, horas antes de su deceso había compartido con varios de sus amigos en el caserio de Hato Corozal (Casanare), lugar donde tomo partida para dirigirse a la población de Tame. La noticia sorprendió a todo el gremio de folcloristas de Colombia y Venezuela quienes lamentan su partida toda vez que Caro hacia parte de grandes proceso culturales en el Municipio de Tame. 

Como presagiando su muerte, días antes había escrito una canción en donde se refería a un viaje sin regreso, dejando el caballo, su mujer y otros elementos de su pertenencia. La canción reposaba en la memoria de su celular y fue descubierta la noche del velorio por familiares y amigos allegados. En uno de los  aparte de la canción le pide a sus amigos que no lloren su partida, por el contrario, le entonen versos y melodías en honor a su memoria. Muchos cantantes no pudieron contener las lagrimas al momento de intervenir, tal es el caso de Fabio Cadena Blanco y Arcesio Portela Florez, artistas araucanos presentes en el cortejo funebre.


Fue amante de los caballos y del coleo pues en cada grabación rendía tributo a su montura y a sus faenas en las mangas. En una de sus producciones incluyo una letra que describe la tristeza en su alma por la muerte de su fiel caballo amarillo. Hoy paradojicamente su jinete también partió de este mundo.



Dese esta tribuna hacemos llegar las notas de condolencias a sus familiares y le imploramos al Padre de las altura que lo acoja en su santo Reino ¡Hasta siempre amigo!



                                                                                                                                                                                                                                                   Fotos: Cayo Mario Sepulveda


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