El cacho fue hasta hace poco un medio de comunicación en veredas y vecindarios

El cacho

Si preguntara por las utilidades del cacho de ganado desde los tiempos remotos, sin duda, las artesanías se ubicarían en el primer eslabón de la cadena de beneficios del multifacético objeto, que, por su textura, dureza, firmeza, sumada a la sapiencia y paciencia del diestro artesano, hacen de sus derivados un producto vistoso y atractivo que encaja perfectamente en el seno de cualquier sociedad.

Y es que el cacho es utilizado desde tiempos antiguos en nuestra cultura tradicional; los cachos de res han servido como materia prima para confeccionar objetos de usos diversos; por ejemplo, las cajetas o cajitas utilizadas para guardar el chimó. Ya desde la cultura indígena se observa el uso de los cuernos de venado para fabricar recipientes e instrumentos musicales. En la actualidad existen talleres de artesanía donde solo se trabaja el cacho de la res. Muchas personas, principalmente jóvenes, ignoran que el cacho se empleó hasta hace poco, como un medio esencial de comunicación. 

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En cada casa o por lo menos en cada vereda, existía un cacho con el cual se lograba establecer contacto casi de forma directa con el resto del vecindario. Con la sonada del instrumento los vecinos estaban atentos para descifrar el mensaje subliminar que el emisor enviaba. Para ello se establecía un santo y seña, de manera que quien esperaba el recado, quedara entendido por completo. En muchos fundos se utilizaba el cacho para llamar a los obreros a la hora de servir las comidas.