

Su primera producción discográfica la grabo para
el sello Discomoda y la tituló soga, despecho y alero, del poeta Cesar Sánchez
Olivo, autor de la canción cajón de Arauca Apureño, tema que le dio la vuelta
al mundo y que se inmortalizo en la voz del desaparecido Ángel Custodio Loyola.
Durante su carrera artística grabó más de cuarenta LP (long play), entre ellos El
Coplero Errante, Canto y Coplero, Soy Coplero, a lo Criollo, Bajo el Cielo Llanero,
Adiós Barrancas de Arauca, Romancero del Corrio, y Venezuela es Bellísima. - Todos mis discos son preferidos. Eso
porque los hice con el corazón, con mucho cariño. Sin embargo, tengo algunos
que me gustaban cantar más. Por ejemplo, “Ondas del Arauca – señaló Perdomo
en una de las últimas entrevistas que concedió para la prensa Venezuela. En la
misma entrevista Perdomo censuro el trabajo de algunos folcloristas nuevos en
el arte, y dijo que se debería establecer una contraloría cultural para vigilar
de manera permanente lo que se va a grabar. – A la nueva generación le aconsejo que tenga cuidado con lo que graba,
sobre todo atención a las letras. Eso pasa por la falta de autocritica y para
ser bueno en esto, tiene que haber la autocritica- enfatizó el apureño. Sus
canciones llenaron de encanto a la sabana, e introdujo varias partes al pasaje
que lo hizo más complejo y hermoso, por tal razón su fama se extendió por todos
los rincones del llano y varios países latinos, e incluso, en algunas
provincias americanas, se habla de la música de Perdomo. Recibió numerosos homenajes,
más de 300 trofeos, placas y medallas que conforman su palco de honor, entre
los que se destacan la Orden al Libertador, Orden Ricardo Montilla, Orden
Vicente Emilio Sojo, Orden Sol Del Perú, y la Orden de Honor del Congreso de
EE.UU. En los últimos años se imposibilitó para desempeñarse en sus quehaceres
diarios, debido a un fuerte dolor en la columna, que lo postro en una silla de
ruedas. -No puedo cumplir mi oficio como
lo hacía antes. Tengo una fuerte dolencia en la espalda que no me deja hacer
nada. Pero compongo canciones para los nuevos intérpretes venezolanos -
dijo a la prensa de su país. Pese a los fuertes quebrantos de salud, nunca se
doblego ante el canto, meses antes de su muerte había anunciado el deseo de
grabar un nuevo disco. - El hecho que no
pueda caminar no quiere decir que no pueda cantar. Poco a poco, dándome mi
tiempo, podría hacerlo. Lo he pensado. Yo me pongo en cuerda, así como los
gallos, y grabo de una canción o de dos en dos. Cuando consiga la manera
correcta de hacer esa tarea, lo haré. Sería con calma, tardaría unos seis
meses. Señaló. En su residencia, siempre estuvo a la espera de amigos y
folcloristas que venían a pedirle orientación y concepto sobre proyectos de
grabación. - Vienen artistas a pedirme
cosas. Yo les doy alguna música que tenga, o hago una nueva. Tengo un arpa que
me permite acomodar temas o replantearlos. Lo más trabajosos son los pasajes –
Aseguraba. Hoy lamentamos la partida de una gran figura literaria y máxima
expresión del canto llanero que no ha de regresar jamás, pero la simiente del acervo
puro y genuino, permanecerá anclado a lo largo y ancho del llano, en la voz y
estilo de Eneas Perdomo, con su magistral obra “fiestas en el Orza”. ¡Dios le
conceda el descanso eterno!.
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